Holanda cuenta con servicios de bienestar de alto nivel, en su mayoría financiados por el Estado. Se parte de la premisa de que todos deben poder participar en la sociedad en pie de igualdad. Sin embargo, para hacer realidad este derecho es necesario prestar apoyo especial a determinados grupos, como por ejemplo los minusválidos y los ancianos desvalidos, ciertos grupos de jóvenes, las minorías étnicas, las personas sin hogar y los toxicómanos. Normalmente la política de bienestar es responsabilidad de los ayuntamientos.